Decidí escribir este blog de viajes con información que creo es útil para cualquier viajero, pero haciendo énfasis en cómo es viajar cuando tienes movilidad reducida, como es mi caso. Si, es algo que muy pocas personas saben de mí, pero es la verdad, tengo una condición médica que me hace más propensa a la fractura de huesos y al cansancio en general cuando hago actividad física.
Sin embargo, me propuse seguir con mi vida, ir al gimnasio, tener mi hijo y viajar, amo viajar. Ante mi terquedad de aceptar que necesitaba de un apoyo físico, me fui de viaje a Londres con mi esposo y caminamos como locos, como si estuviera totalmente sana y no tuviera en mi pierna derecha un clavo intramedular en todo el fémur, si, quería que todo transcurriera como si nada. Pero mi cuerpo, simplemente, no resistió el trajín y un día, recuerdo que era la fiesta del jubileo de la reina, no me pude parar de la cama….pero bueno esa es una historia que no detallaré por ahora, en fin, que hice sabiendo que estaba en pleno viaje y los segundos valían oro? Dejé al lado mi orgullo y terquedad y fui en busca de unos bastones y allí empezó mi aventura.
Llegamos a la tienda y había bastones, muletas, de todo, yo no tenía ni idea, nuestro inglés, en ese entonces, no era el mejor; así que con señas y, toda la buena voluntad de los encargados del lugar, escogí dos bastones con apoyo en brazo y uno que me pareció “Muy Fashion” que se doblaba y además tenía unas flores medio metalizadas de diseño y pensé, este es el mío.
Y así fue, recorrí la última semana en Londres con mis bastones, me tropezaba, se me caían, le pegaba sin culpa a la gente, etc. Fue algo muy difícil de manejar y me di cuenta que el mundo se me abría a otra experiencia de viaje. Empecé a ver cómo era subir, bajar, ir de un lugar a otro, entradas, salidas, etc. Cómo en algunos países estaban perfectamente diseñadas para personas como yo y cómo en otros lugares era simplemente imposible acceder.
Se me abrió otra forma de viajar, de recorrer el mundo. Así pasaron muchos años aprendiendo a hacer itinerarios que no fueran tan pesados, pero sin llegar a gastar mucho dinero para lograr que me trasladaran a todas partes, sino poder recorrer a mi ritmo, con mi nuevo accesorio, un bastón.
Siempre había leído y escuchado de los viajeros, lo mejor es que el lugar lo recorras caminando…pensaba, ¿caminando? En serio? No puedo. No lo logro. Pero no les decía porque no quería que supieran, orgullo, bobada, no sé. En fin, eran otras épocas.
Entones fue cuando empecé a ver la opción de tomar transporte público y evitar en lo posible hacer largas caminatas, pero sin perder la esencia del lugar. Sin demeritar, los buses turísticos, que en mi situación, resultan ideales, pero soy terca y me gusta sentirme independiente a la hora de moverme en mis viajes.
Mi familia ya se acostumbró a mi ritmo, ahora caminamos mas lento y hacemos diversas paradas para descansar. Pero esos han sido momentos mágicos, mágicos porque mis piernas se recuperan, mi espalda descansa, y podemos charlar, admirar en detalle el paisaje y vivir el viaje, sí vivirlo, sentirlo, respirarlo. Esa fue la magia que mi bastón trajo a los viajes.
Ahora quiero compartir con ustedes mis experiencias de viaje, mis tips para que lo disfruten al máximo; además información sobre las facilidades que tendrás si tu movilidad es reducida. Itinerarios donde los recorridos no son tan largos, etc. Bienvenidos.
Si tienes dudas o quieres compartir también tu experiencia de viajes, escríbeme. Recuerden viajar nos da libertad, nos abre la mente, el alma y el corazón. Nos ayuda a volar!